Formalmente
se dio hoy por iniciado el ciclo lectivo 2012, con la presencia del personal
directivo, docentes, alumnos y familias de la institución.
La
señora Amanda Bruno, directora del nivel, dio la bienvenida a un nuevo año
escolar y señaló que este es un año
doblemente significativo en el que nos sentimos privilegiados: como argentinos
por ser partícipes de la celebración de los doscientos años de la creación de
la Bandera Nacional y como integrantes de esta institución, porque la Escuela
Alemana Moreno cumple sus primeros 50 años de vida; hecho que nos enorgullece y
nos motiva a seguir trabajando.
Fragmentos
del discurso dado por la Sra. Directora Amanda Bruno
“(…) muchas cosas pasaron desde aquel lejano
1962, muchos acontecimientos que cambiaron el mundo, que transformaron nuestro
país, que modificaron la sociedad; pero en el espíritu de la Escuela Alemana
Moreno sigue vigente la filosofía fundacional basada en principios y valores
que acompañan nuestro accionar y que día a día transmitimos a nuestros alumnos.
(…) ya los primeros
fundadores tenían en mente iniciar a los niños desde muy temprana edad a vivir
en libertad, alentando su curiosidad, su movilidad, sus iniciales tendencias,
sus propias invenciones cuando busca la igualdad, siendo muy ciertas aquellas
palabras que dicen “cuando perdemos el derecho de ser diferentes, hemos perdido
el derecho de ser libres”
(…) La Escuela Alemana
Moreno o simplemente “la Alemana”, como dicen los chicos, inculca en los niños
un espíritu pluralista, una actitud tolerante y el respeto por las diferencias.
El factor humano y los
valores del espíritu continúan marcando la diferencia”.
Hoy,
como desde hace 50 años la Escuela Alemana Moreno vuelve a renovar su
compromiso con la comunidad educativa, compromiso que nos permite crecer como
individuos y como sociedad y nos motiva a cumplir una tarea muy importante:
descubrir a través de la práctica diaria lo imprescindible que es el trabajo en
conjunto, porque en el encuentro está la riqueza del aprendizaje y lo hacemos
con la alegría y la esperanza de poder lograr los objetivos que nos
propongamos, orientados hacia una formación íntegra centrada, no sólo en los
aprendizajes académicos, sino muy especialmente en la tarea de afianzar y
recuperar la vivencia y la transmisión de valores y principios humanos y éticos.